MONUMENTO A LOS FUSILADOS NAVARROS

Autor:  Desconocido
Año:    27 de octubre de 2018
Localización:   Cementerio Municipal de Torrero
Materiales:  Acero corten

 

Otros Datos: 

El episodio de los asesinados del Tercio de Sanjurjo fue uno de los más crueles y dramáticos en relación con el proceso de eliminación de simpatizantes de izquierda durante los primeros meses de la Guerra Civil y está especialmente vinculado a Navarra por el gran número de navarros afectados.

La Segunda Bandera de la Legión General Sanjurjo se constituyó el 1 de septiembre de 1936 en homenaje al general José Sanjurjo, muerto en accidente aéreo cuando iba a encabezar la sublevación del 18 de julio.

En la nueva unidad (Tercio de Sanjurjo) fueron obligados a alistarse originalmente unos 600 izquierdistas aragoneses, riojanos, sorianos y navarros a los que se les ofrecía así salvar su vida. La nueva unidad fue aprovechada por los represores navarros que ofrecieron alistarse en ella a los simpatizantes de izquierda que no habían sido apresados ni asesinados y que no habían marchado todavía al frente por no tocarles el reemplazo correspondiente o por negarse a marchar voluntarios

Habiendo llegado a Zaragoza el día 9 de septiembre, los miembros de la unidad fueron enviados a Almúdevar el día 29 o el día 30. A la mañana siguiente,  antes de entrar siquiera en combate, toda la unidad fue devuelta a San Gregorio, siendo desarmados y encerrados en diversos barracones muchos de sus integrantes. Entre el día 2 y el día 9 de octubre se producirían fusilamientos masivos en grupos de veinte individuos. Los fusilamientos fueron en el mismo campo de a San Gregorio, a quinientos metros de la Academia General Militar. Posteriormente, los cadáveres de los muertos eran cargados en camiones-volquetes y llevados hasta el cementerio de Torrero. Los asesinados serían entre 300 y 400. Aunque algunos testimonios hablan como causa de tal fusilamiento masivo el descubrimiento de un plan de deserción colectiva, otras fuentes, en cambio, niegan que dicho plan existiera, asegurando que la noticia del complot fue un pretexto alegado por los mandos, que desconfiaban de los subordinados por los informes que tenían sobre ellos, para dar así un castigo ejemplar a los restantes.

En el Cementerio de Torrero  se ubicó la gran fosa común de las víctimas de la guerra civil sin que ninguna autoridad hiciera nada por desenterrarlas y darles una digna sepultura, hasta febrero de 1979, cuando comenzó la exhumación de los restos, que se encontraban en cajas amontonadas una encima de otra, en varias hileras. Había restos de aproximadamente 2.700 víctimas, fusiladas durante la guerra y la posguerra. Todos ellos, menos los restos de 175 navarros y riojanos asesinados por falangistas en la Segunda Bandera de la Legión Sanjurjo, que pudieron llevarlos sus familias tras la exhumación autorizada por el entonces alcalde Miguel Merino, fueron trasladados a una fosa común en el andador de los caídos.

El primer alcalde de la democracia, Ramón Sainz de Varanda, elegido en abril de 1979, ordenó construir allí, en recuerdo, un sencillo monumento, una lápida con un monolito, en el que se grabó la inscripción: “A cuantos murieron por la libertad y la democracia, 1936-39 y posguerra”.

El monolito que se inauguró el 27 de octubre de 2018 (con gran presencia de familiares de los fallecidos desplazados desde la vecina Navarra) se alza en memoria de los navarros asesinados en el Tercio de Sanjurjo y en reconocimiento a los familiares que los exhumaron en este cementerio en 1979, tal como consta en el frontal de la obra, realizada en acero corten.

El texto, en euskera y castellano, reza así: “En memoria de los navarros del tercio de Sanjurjo que, víctimas de la violencia y la injusticia del franquismo, fueron asesinados en octubre de 1936 y en reconocimiento a los familiares que los exhumaron en este cementerio de Torrero en 1979 por su contribución a la memoria”

 

Fuentes informativas: 

-http://www.affna36.org/affna36/homenaje-a-los-navarros-asesinados-en-el-tercio-de-sanjurjo/