MONUMENTO A LOS ZAPATEROS

Comentario de la obra:

En la plaza de Sa Quartera se encuentra esta escultura dedicada a los zapateros de Inca, obra de Rosa G. Ferrándiz e inaugurada en el año 2003.

El conjunto escultórico está formado por 2 piezas, un hombre y una mujer, a tamaño natural, que trabajan sentados en una silla. La figura femenina da color a un zapato con un pincel. La figura masculina manipula la suela de un zapato con unas tenazas.

Las dos esculturas representan a los tradicionales zapateros que en Inca fabricaban calzado de una forma artesanal y manual hasta muy entrado el siglo XX.  Las referencias escritas más antiguas a zapateros artesanos de Inca se remontan al siglo XIII.  La fecha más significativa del periodo medieval es la del año 1458, cuando se constituye el gremio de zapateros de Inca, el primer gremio fuera de Palma.

Los zapateros de Inca eligieron a san Marcos como patrón, puesto que la biografía de este santo está relacionada con el calzado. Según cuenta una antiquísima leyenda, san Marcos, el evangelista, era obispo de Alejandría. Un día tenía que salir a predicar el evangelio, pero sus sandalias estaban rotas. Marcos visitó a un zapatero, Anián, para que se las arreglara, pero Anián tenía una herida en la mano.

Marcos le curó milagrosamente la mano y Anián pudo arreglarle el calzado. Anián, con los años, sucedió a Marcos en el cargo de obispo de Alejandría.

El sistema gremial de los zapateros de Inca funcionaba como en toda Europa. Había unos maestros que, en sus pequeños talleres, elaboraban el calzado con la ayuda de unos trabajadores especializados, los oficiales, y de unos aprendices, siempre con herramientas muy sencillas y rudimentarias.

El oficio se solía transmitir de padres a hijos. La producción de calzado se dedicaba a los mercados locales de Mallorca, pero también existe conocimiento de que una parte se exportaba. Hasta principios del siglo XX la fabricación del calzado en Inca todavía conservaba características gremiales