La obra dedicada a Bécquer está ubicada en el paseo de San Prudencio, junto a la antigua elevadora de aguas de la ciudad. Fue realizada por el artista cubano Aramis Justiz.

Aramís Justiz, por su parte, se ha basado en la biografía de Bécquer para componer una escultura donde quiere transmitir "libertad y la posibilidad de una vida mejor después de la muerte".

El artista cubano ha interpretado un poema de Bécquer que expresa la fuerza de la naturaleza y le ha dado un significado más de liberación para que tuviera una concepción más optimista.

Las piedras representan el mar apoyado en el terreno, de donde salen unas olas que se van acrecentando y chocan y, al romper, sale la energía del mar que libera una especie de aves que vuelan con el espíritu del poeta.

Aramís Justiz, de Cuba, se ha inspirado en la Rima LII de Bécquer (“Olas gigantes que os rompéis bramando/en las playas desiertas y remotas…”).