Junto al Cubo de La Cava, en la calle de San Lesmes se halla este  conjunto escultórico dedicado al folclore de Burgos.

Realizadas en bronce, las esculturas representan a un dulzainero y aun tamborilero  que miran al río Vena. Su autor es Teodoro Antonio Ruiz, autor de otras esculturas repartidas por la ciudad.

La ciudad de Burgos mantiene  muchas tradiciones antiguas que cada año vienen repitiéndose regularmente (las fiestas de San Lesmes, el Corpus Christi y el Corpus Chiquito o Curpillos, las patronales de San Pedro y San Pablo), en las que salen a la calle danzantes, tetines, gigantones y gigantillos y siempre en compañía de  los dulzaineros municipales y el pitero o tamborilero

La primera referencia que encontramos  a un dulzainero en la ciudad  es del año 1853, cuando el vecino de Haro (La Rioja) Valentín Izquierdo se ofrece al alcalde municipal para tocar la dulzaina en las funciones que ocurran en la ciudad de Burgos, yendo acompañado de su hermano Francisco. En la misma misiva expone que, con anterioridad, su padre, José Izquierdo, asistió a tocar la dulzaina en las funciones de la ciudad por espacio de más de treinta años consecutivos.