La obra se localiza en los muros del  antiguo Convento de San Agustín (actualmente Centro de Historias y en uno de sus laterales Biblioteca María Moliner)

En la década de los 90 se encargó al arquitecto José María Ruiz de Temiño un proyecto de rehabilitación del edificio que estaba semiabandonado. El arquitecto contó con la colaboración de Santiago Arranz para realizar una intervención artística en el edificio.

El escultor Santiago Arranz creó un total de 63 imágenes que aludían a distintas culturas Arranz dio forma a un amplio y complejo vocabulario compuesto por 63 imágenes que se clasificaban en cuatro apartados (Ibero/celtíbero; romano (griego/etrusco); mudéjar; gótico (cristiano y judío)) en ambos edificios (el de la Biblioteca María Moliner lo trataremos en ficha aparte)

En el Centro de Historias realizó tres intervenciones. La primera  fue el diseño de una solería en forma de retícula integrada por catorce placas que posteriormente fueron cubiertas con cemento por uso indebido del espacio. La segunda intervención afecta a la fachada donde se representan en alabastro cuatro símbolos referentes a la historia de Zaragoza, concretamente las cuatro culturas que habitaron la ciudad y que se disponen en sentido cronológico: un vaso (símbolo ibero), un templo (símbolo romano), una estrella (símbolo mudéjar) y una cruz (símbolo cristiano). La tercera es un muro escultórico de hormigón teñido que delimita el espacio de la plaza y formado por grandes huecos con figuras de grandes dimensiones que pretenden dar dinamismo a todo el conjunto.

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