La obra está compuesta por nueve calderos colgados de ganchos de hierro, de los cuales cae agua a una pila  construida en piedra. Fue diseñada por Rafael Barnola Usano en 1989.

Cuando se realizó la urbanización de la zona (en este lugar pasaba una acequia con anterioridad) el Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento pensó en cubrir la misma para evitar accidentes (había fallecido un niño por ahogamiento) y  crear una plazoleta con una fuente ornamental.

La idea original se mantuvo y  además se pretendió realizar un homenaje  a la cultura popular representada en los nueve calderos de bronce que se utilizaban en la matanza del cerdo  y que fueron comprados a un chamarilero.

La obra ha sido relacionada igualmente con el "arte povera" italiano, corriente artística que utiliza objetos de desecho reciclados para crear obras de arte.

Hoy la fuente ejerce función de relación social y encuentro  de los habitantes del barrio (y de los grafiteros que no pierden ocasión de ensuciarla) Además, se  cuenta (una leyenda urbana de tantas)  que si la ciudad guarda el silencio se puede escuchar el agua caer de caldero a caldero dibujando pequeñas cascadas, una  imagen que llega a evadir al peatón del estrés de la ciudad.

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