El monumento a Felipe IV  se encuentra en el centro de la plaza de Oriente y fue levantado a instancias de la reina Isabel II en la primera mitad del siglo xix, si bien su pieza más relevante, la estatua ecuestre del rey data del siglo xvii. Fue realizado por el escultor Pietro Tacca y colaboró igualmente Juan Martínez Montañés. Se inauguró oficialmente el 17 de noviembre de 1843.

Se trata de una obra maestra de la escultura ecuestre  por su calidad y por estar considerada la primera escultura “en corveta”, es decir con las patas delanteras del caballo levantadas,  sostenido sobre las traseras, y discretamente sobre su cola.

El conjunto se completa con un pedestal, adornado con diferentes grupos escultóricos y dos fuentes realizados dentro del conjunto de las obras de urbanización de la plaza de Oriente. En las caras oriental y occidental se sitúan dos lápidas con inscripciones alusivas a la inauguración del monumento, promovido por la reina Isabel II.

La base, realizada de granito, está custodiada por cuatro leones de bronce, ubicados en posición de descanso en cada esquina.