La obra de San Juan Nepomuceno se localiza en el Puente de Carlos y fue realizada en 1683 por Matthias Rauchmüller.

El santo está representado en bronce con barba y una gloria de cinco estrellas sobre su cabeza. Se sustenta sobre una base tripartita en la que se retratan escenas de su vida  como la confesión de la reina Johanna o la muerte del santo (en 1393  fue arrojado desde el puente hacia el río porque se negó a revelar los secretos de confesión de la reina de Bohemia). San Juan Nepomuceno es considerado por este hecho, el santo patrón de los puentes.

La escultura es la más popular de todas las que flanquean al visitante del conocido Puente de Carlos y se ha vuelto tradicional (como en tantas otras ciudades) tocar la placa de bronce para conseguir fortuna y garantizar que se volverá a la ciudad de Praga. Es por ello que esta placa siempre luce brillante y pulida.

Esta estatua es una de las  más antiguas en el puente (en 1657 se colocó una Crucifixión de Cristo que ostenta ese título) pero no la única y forma parte de una preciosa colección de esculturas de personajes religiosos (hasta un total de 30) , esencialmente barrocas, que a partir del año 1657 comenzaron a colocarse sobre sus pilares.

Actualmente, y tras una grave inundación, las obras originales fueron retiradas y se conservan en el Lapidarium del Museo Nacional para su preservación ,siendo sustituidas  en el puente por réplicas.

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