MONUMENTO A KAFKA

Praga (República Checa)

 

 

Comentario de la obra: 

Junto a la Sinagoga Española, construida en un  estilo imitación de la Alhambra de Granada , encontramos una de las imágenes más fotografiadas de Praga:  el surrealista “Monumento a Kafka”, en el que el escritor es conducido a hombros por su propio traje vacío.

El monumento fue inaugurado en diciembre de 2003 y supone un reconocimiento a uno de los escritores checos más conocidos internacionalmente. Pasados decenios desde la muerte del autor de “El Proceso”, “América” y “La Metamorfosis”, entre otros, retornó a la capital checa, ciudad que le sirvió de inspiración para sus novelas y en cuyos rincones encontrara refugio en momentos en que buscaba consolación. Retornó a la ciudad que, no obstante, también le había ignorado y rechazado, al no entender la profundidad de sus pensamientos y el amplio mensaje humanista que trató de transmitir a sus habitantes y a toda la nación checa.

La estatua de Kafka es de bronce, mide unos cuatro metros de altura y pesa 700 kilos. Representa a una pequeña figura de Kafka sobre los hombros de un hombre sin cabeza y fue inspirada en uno de los pasajes de su primer cuento “Descripción de una lucha”, escrito alrededor de 1903, donde plantea la angustia del hombre frente al absurdo que le rodea." Según otras fuentes analizadas, se trata de un monstruo sin cabeza ni brazos encima del cual está subido el famoso escritor. Esta criatura se le aparecía continuamente en sus sueños al escritor, quien lo comparaba con su padre. El monstruo destruía a su paso Kafka, como si de Hulk se tratara, y Kafka lejos de tenerle miedo, se subía encima de él para guiarle y ser sus ojos y sus oidos.

Su realización y ubicación en el centro de Praga es resultado, principalmente, de los esfuerzos de la Sociedad checa Franz Kafka que a lo largo de años insistió en la necesidad de paliar la gran deuda que la nación checa tenía para con el escritor. Durante la era comunista en Checoslovaquia, Kafka fue inscrito en la lista negra de autores por considerarse que su obra metafísica y llena de misterios, no ofrecía mensaje alguno a la clase trabajadora e incluso, que era peligrosa. Es hasta la última década que los checos descubren a Franz Kafka, llegando a apreciar su talento en toda su amplitud.

El autor del monumento es el escultor checo Jaroslav Róna

 

Agradecimientos: