CABALLO DE DALECARLIA

Estocolmo (Suecia)

 

 

Comentario de la obra: 

El Caballo de Dalecarlia (en sueco: Dalahäst) es una estatuilla de madera tradicional de un caballo procedente de la provincia sueca de Dalecarlia.  En los viejos tiempos, el caballo Dalecarlia era utilizado principalmente como un juguete para los niños, en los tiempos modernos se ha convertido en un símbolo de la provincia, así como de Suecia en general

Tradicionalmente, un caballo Dalecarlia está pintado de rojo  brillante con detalles y un arnés de color blanco, verde, amarillo y azul. También puede ser pintado de color azul brillante, o en gris. La forma distintiva del caballo se debe al uso de planos de talla. Los bloques de madera utilizados para la elaboración de los caballos fueron originalmente desechos de madera de la industria de la región de Dalecarlia.

Fue en las pequeñas cabañas de los bosques durante durante las largas noches invernales y frente a una estufa de leña que se originó el precursor del caballo Dalecarlia. Con el uso de herramientas simples, generalmente sólo un cuchillo, talladores de madera fabricaban los juguetes para sus hijos. Era natural que muchos de estos juguetes fueran caballos, porque el caballo fue muy valioso en aquellos días, un amigo fiel y trabajador que podía tirar de cargas grandes de madera de los bosques durante los meses de invierno y en verano ayudaba en las tareas del campo.

Según algunos el caballo Dalecarlia  podía haber estado inspirado en Sleipnir  el caballo de Odín  pero a diferencia de Sleipnir no tienen ocho patas.

Las primeras referencias en la venta de los caballos de madera son de 1623, sin embargo  el modelo de hoy es de unos 150 años, y refleja un estilo de pintura conocida como «kurbits». El caballo Dalecarlia sigue siendo un artículo hecho a mano, en madera de pino. Al menos nueve personas diferentes contribuyen con sus habilidades para crear cada caballo.

Los caballos tienen formas distintivas. Algunos como el «Nusnäs» son caballos de trabajo robusto, mientras que otros son delgados y en posición vertical con el paso majestuoso como el caballo Rättvik. Muchas de las obras de los primeros fabricantes ya no existen, pero los que quedan son queridos y sus diseños únicos se reproducen.

 Por distintos rincones de las calles de Estocolmo vamos encontrando caballos de distintas maneras y ésta es una muestra de un signo tan distintivo de la capital sueca.

 

Agradecimientos:

- A  Santiago Berrueco por haberme traído las imágenes de la obra que describimos.