En la carretera de Huesca, a la altura de la Ciudad del Transporte, se encuentra este homenaje al viento septentrional que azota la ciudad de Zaragoza.

Es una estructura de monumentales dimensiones (25 metros de longitud por 16 de altura) que se elaboró en el propio lugar de colocación y que precisó de dos grandes góndolas para su instalación. A su alrededor, grandes bloques de piedra de una cantera de Calatorao (algunos de más de dos metros) la circundan y pretenden crear, según el autor, un gran círculo de enmarque para la obra.

La simbología de la escultura es una interpretación personal del autor sobre el cierzo, un viento habitual en el valle del Ebro. Contiene dos escudos en su frontal (uno de España, el otro del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos) y lleva la firma del escultor en la trasera elevada de una de las piezas.

- Entrevista personal con el escultor Julio Tapia Gasca